Páginas en blanco



Por Julia Mortera.

Tengo especial fascinación por las páginas en blanco. Esas que no tienen rayas ni cuadros. Las que no muestran guías de cómo se debe escribir. Las pienso como el principio de cada mañana, como el guión de la vida de algún personaje que está por iniciar un nuevo viaje. Quizá las hojas blancas me dan esa sensación de libertad que renueva. Me dicen: "Cuéntame de ti, desde lo más íntimo que tengas".

Me gusta iniciar textos en lugares en donde no es común, como ahora lo hago, en un bar de tapas. A veces la gente me pregunta por qué escribo, parece que no lo entienden. Piensan —o por lo menos eso creo— que no es importante escribir. Pero yo escribo para existir. ¿Para marcar la vida de los otros? No lo sé. Escribo mi propia aventura para salvarme, escribo porque me gusta ver mi letra. Me gusta escribir páginas en blanco, son como un nuevo día, bálsamo de fe propia y de esperanza en los otros. Soy de las que cree en el poder de la palabra que emociona. Lo soy por tantas palabras bonitas que nacieron de páginas en blanco.

De abajo hacia arriba, en círculos o en rectas. Escribo por qué sí. Porque existo en mis letras y porque creo en ellas.

—Atrévete a vivir tu propia aventura —dice en la portada mi nueva libreta de páginas en blanco.

Quisiera que, como yo, otros tuvieran “Páginas en blanco” para sentirse lo que son, dueños de su propia historia.

Vivo en las páginas de mi vida.
Las que escribo para salvarme del olvido.

Pedí un café. El mesero me trajo con él un sobre que dice "Dame un pez y cenaré esta noche, enséñame a pescar y cenaré siempre”. Yo pienso: "Toma una página en blanco y escribe un poco, atrévete a escribir tu propia aventura y vivirás para siempre".